
Poco a poco entraste a mi vida, pusiste mil peros al principio y cubrías tus ansias de que no te dejara, alejándome. Pero no lo hice, segui a tu lado, quise ayudarte, escucharte, comprenderte, entregarte todo mi cariño para que te dieras cuenta de que no todo es oscuridad.
Y pensaste por mí y yo por tí. Ese fue nuestro error, creer en cosas y no decirlas para concretarlas.
Creo que tu personalidad y la mia no eran para algo más; siempre fuimos amigos... siempre lo seremos. Aunque hoy de mis ojos broten lagrimas y mi corazón quiera parar de latir, seremos amigos.
Tal vez cuando te vea, quiera abrazarte y besarte. Para evitarlo te diré alguna broma pesada y golpearé evitando flaquear, evitando volver a ser dependiente de ti. Mi peor droga, mi más dulce adicción.
Debería existir un centro de rehabilitación para estos casos, muchos ya tendríamos habitación allí. Alguien debería escribir un libro con tips de autoayuda; pero todos los casos son distintos, aunque el dolor se asimile.
Debiesen existir tantas cosas, pero los sentimientos no están para ser adiestrados... sólo se siente, sólo se vive. Nos pueden decir mil y una vez "no lo hagas" y lo haremos las mil y una vez. Arriesgamos mucho y a veces nada esperando cambiar la suerte, esperando que resulte todo bien.
Hoy no estoy aquí en mí, menos en ti. Ando vagando en busca de mi centro, para volver a quererte pero como amigo; muchos pensarán que no existe amistad luego de; yo espero que sí, porque como un día llegaste a mi vida, sé que algún día te irás. Pero ese momento no es hoy ni mañana; espero que ese momento sea en muchos años más cuando uno de los dos esté en la hora de partir al sueño perpetuo.